sábado, 10 de abril de 2010

Construyendo cimientos

Etimológicamente, el término ECONOMÍA procede las palabras griegas oikós (casa) y nomeia (ciencia), y servía para designar los conocimientos relacionados con la administración del hogar. Desde entonces, han sido muchas las definiciones que los estudiosos han hecho de la misma; ciencia que se dedica al análisis de las actividades productivas y de intercambio, ciencia que estudia las actividades relacionadas con la producción y el consumo, ciencia que se preocupa del capital y su distribución… En la actualidad todas estas definiciones tienden hacia un concepto de síntesis referido a la manera en que los hombres usan los recursos de que disponen para producir bienes y distribuirlos para su propio consumo en sociedad.
En todos estos conceptos subyace una idea general que Javier Díaz-Giménez resume con una definición particular: ciencia social que estudia las decisiones que tomamos las personas cuando nos enfrentamos ante la escasez. Para resolver este problema cualquier sociedad, ya sea en un país industrial avanzado o en una tribu africana, debe enfrentarse a tres incertidumbres fundamentales e interdependientes, que están en la base de cualquier organización económica:

1ª) Qué bienes va a producir, en qué cantidad y mediante qué técnicas (PRODUCCIÓN)
2ª) Cómo se van distribuir dichos bienes (DISTRIBUCIÓN). Y,
3ª) Para quién deben fabricarse (CONSUMO).

Si queremos dar respuesta a estos interrogantes hemos de tener en cuenta que las actividades económicas, como se deduce de las preguntas anteriores, están integradas por una combinación de factores y productos:
- Factores son los elementos utilizados en los procesos de producción, básicamente materias primas, energía, fuerza del trabajo y capital.
- Productos, son los bienes o servicios resultantes de la actividad económica, aptos para el consumo o para producir nuevos bienes.
Javier Díaz-Gimenez es profesor de la Universidad Carlos III y experto en macroeconomía.

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